Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México el 1 de octubre de 2024
Claudia Sheinbaum asumió la presidencia de México el 1 de octubre de 2024, haciendo historia como la primera mujer en ocupar el cargo. Su mandato comienza con grandes expectativas y desafíos, ya que el país enfrenta altos niveles de violencia, un crecimiento económico estancado, proyectos de infraestructura incompletos y las consecuencias de desastres naturales, como los recientes huracanes que devastaron Acapulco. Además, deberá lidiar con un creciente déficit fiscal, una cuestión clave que exigirá medidas estratégicas inmediatas.
Uno de los principales interrogantes que rodea a Sheinbaum es si logrará forjar su propio camino o si será vista como una extensión del mandato de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Durante su campaña, Sheinbaum hizo énfasis en la continuidad, comprometiéndose a seguir con muchas de las políticas populares de AMLO, especialmente en lo que respecta a los programas sociales y su estrategia de seguridad de «abrazos, no balazos». Sin embargo, esta misma estrategia ha sido criticada por su ineficacia para reducir la violencia del narcotráfico en regiones como Culiacán, lo que sugiere que Sheinbaum enfrentará presión para adoptar un enfoque más robusto y efectivo.
En el ámbito económico, Sheinbaum tiene ante sí una gran oportunidad con el **nearshoring**, ya que México podría consolidarse como un importante centro manufacturero debido al traslado de operaciones industriales desde Asia hacia América Latina. No obstante, para capitalizar estas oportunidades, será crucial que aborde el déficit fiscal y mejore la infraestructura del país, con proyectos ambiciosos como la expansión de la red ferroviaria. Además, ha prometido atraer inversiones extranjeras y crear un entorno más favorable para los negocios, lo cual será vital para revitalizar la economía.
En cuanto a la política exterior, uno de los puntos más controvertidos de su inicio ha sido la relación con España. Al igual que su predecesor, Sheinbaum ha demostrado una postura distante hacia el país europeo. En un gesto significativo, no invitó al Rey de España a su ceremonia de toma de posesión, lo que ha sido interpretado como una continuación de las tensiones que marcaron el sexenio de AMLO. López Obrador había exigido disculpas a España por los abusos de la conquista, lo que deterioró las relaciones diplomáticas y generó críticas hacia algunas empresas españolas en México. Habrá que ver si Sheinbaum seguirá esta línea de confrontación o intentará reconstruir el vínculo entre ambos países.
Con estos elementos en juego, la población mexicana se mantiene expectante. Aunque Sheinbaum presenta un perfil más técnico y reservado en comparación con AMLO, su capacidad para gestionar problemas críticos como la violencia, la economía y las relaciones exteriores, será determinante para definir si su presidencia logra consolidarse como un gobierno independiente o si queda opacada por la sombra de su predecesor. Los próximos meses serán cruciales para marcar la diferencia.
Autor: Ramiro de Iturralde