PRESENTE, PASADO Y FUTURO DE LAS SPAC

Aunque despiertan todavía algunos interrogantes, son claramente un vehículo de inversión con grandes posibilidades para España

Una sociedad de propósito específico para adquisición (SPAC, por sus siglas en inglés) es una empresa cascarón creada con el único propósito de llevar a cabo una oferta pública de venta (OPV), y usar los fondos captados en dicha operación para adquirir y fusionarse con una empresa privada. Así, la empresa privada pasa a cotizar en Bolsa evitando un proceso normalmente mucho más largo y tedioso.

Su historia

Las SPAC han existido en EE UU desde de la década de 1990, operando transversalmente en diferentes industrias, desde la tecnología, la salud, la logística, medios, retail y comunicaciones, entre otras tantas. Su historia comenzó en el país americano de la mano del banco de inversión GKN Securities, que desarrolló el borrador inicial que aún sirve como modelo y manual de operaciones. Sin embargo, es desde 2003 que las SPAC disfrutan de un verdadero resurgimiento y su utilización se ha disparado en gran cantidad de industrias.

Su expansión

El rápido crecimiento de los fondos de capital riesgo y la falta de rendimientos atractivos disponibles en las clases de activos tradicionales llevaron a los inversores institucionales a popularizar la estructura SPAC, teniendo en cuenta el gran atractivo y potencial de grandes retornos que proponían. En EE UU, y en el resto de los mercados que siguen sus tendencias, ha resultado clave el acompañamiento de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) y la participación en operaciones de este tipo de firmas de banca de inversión de larga trayectoria como Citigroup, Merrill Lynch y Deutsche Bank, lo que ha sido crítico a la hora de legitimar el producto y confirmar que esta técnica resultará útil a largo plazo.

Estructura jurídico-económica

Desde el punto de vista jurídico-económico, una OPV a través de un SPAC es similar a una fusión inversa estándar, es decir, la adquisición de una empresa privada por una empresa pública existente para que la empresa privada pueda eludir el complejo proceso de cotizar en Bolsa. Sin embargo, en este caso las SPAC nacen con una sociedad pública limpia, pero normalmente con un equipo de gestión de lujo, y mucha claridad acerca de cualquier futura financiación necesaria. Las SPAC se configuran esencialmente como cheque en blanco, con un alto nivel de confianza depositado en los gestores, aunque limitado por ciertos criterios para la adquisición posterior. Esta operación estará sujeta a ciertas reglas o derechos de veto de aquellos inversores que estén disconformes.

Leer la nota completa publicada en CincoDías aquí.